Estrés y disfunciones sexuales: claves para prevenirlos

La vida en el mundo actual nos ha llevado a un estilo de vida en el que estamos expuestos a una vida muy activa, estresante y cargada de responsabilidades. Las exigencias laborales, el cuidado de la familia, la presión social, económica, y muchos otros factores pueden aumentar nuestro nivel de estrés y llevarnos a problemas de salud, incluyendo disfunciones sexuales.

En este artículo, te daremos a conocer las claves para prevenir y manejar el estrés y sus efectos negativos en la vida sexual, para mantener una vida sexual saludable y satisfactoria.

¿Qué es el estrés?

El estrés es una respuesta del organismo ante situaciones difíciles, que pueden ser físicas o emocionales. Es una reacción natural y necesaria para sobrevivir en situaciones de riesgo o amenaza en las que el cuerpo se prepara para la acción, aumentando la frecuencia cardíaca, la respiración y liberando hormonas que nos mantienen alerta.

El problema es cuando el estrés se mantiene en el tiempo, convirtiéndose en crónico, lo que puede llevar a una serie de problemas de salud, incluyendo la disfunción sexual.

Disfunciones sexuales relacionadas con el estrés

El estrés puede afectar negativamente la vida sexual de diferentes maneras, especialmente en lo que se refiere a la pérdida de deseo, la dificultad para alcanzar el orgasmo, la falta de erección y la eyaculación precoz.

La falta de deseo sexual puede ser resultado directo del estrés y la ansiedad experimentada en otras áreas de la vida, y puede disminuir el deseo de participar en la actividad sexual.

La ansiedad y la tensión también pueden afectar la función sexual en hombres y mujeres. En el caso de los hombres, la ansiedad puede ser un factor que contribuye a la disfunción eréctil o la pérdida de la erección durante la relación sexual. En mujeres, la tensión puede causar contracciones involuntarias en los músculos vaginales, lo que puede dificultar o impedir la penetración.

Cómo prevenir los efectos negativos del estrés en la vida sexual

A continuación, te presentamos algunas claves para prevenir los efectos negativos del estrés en la vida sexual:

1. Hacer ejercicio físico regularmente: El ejercicio físico es una forma efectiva de liberar endorfinas, hormonas que nos ayudan a reducir el estrés y mejorar el estado de ánimo. Esto a su vez puede mejorar la libido y aumentar la satisfacción sexual.

2. Practicar técnicas de relajación: Las técnicas de relajación como la meditación, la respiración profunda y los ejercicios de yoga pueden ayudar a reducir la ansiedad y el estrés, mejorando la función sexual.

3. Comunicación en pareja: La comunicación abierta y honesta en la pareja puede ayudar a reducir el estrés y la ansiedad relacionados con temas sexuales y mejorar la vida sexual.

4. Limitar el tiempo de trabajo: Es importante limitar el tiempo de trabajo y dedicar más tiempo a actividades placenteras que reduzcan el estrés.

5. Dormir lo suficiente: La falta de sueño puede aumentar el nivel de estrés, lo que a su vez puede afectar la función sexual. Es importante dormir al menos 7 horas por día.

6. Disminuir el consumo de alcohol, tabaco y otras drogas: El consumo de estas sustancias puede afectar tanto el deseo sexual como la función sexual. Es importante buscar ayuda profesional para dejar de consumir si es necesario.

7. No presionarse: Es recomendable no presionarse a uno mismo para lograr una determinada respuesta sexual, esto puede generar mayores niveles de estrés y ansiedad.

8. Tomar tiempo para el propio placer: Es importante tomarse el tiempo para las actividades placenteras que pueden mejorar el estado de ánimo y reducir el estrés, como la masturbación.

En conclusión, el estrés es una parte normal de la vida, pero cuando se convierte en crónico, puede afectar significativamente la calidad de vida, incluyendo la salud sexual. Es importante identificar y prevenir los efectos del estrés en la vida sexual, buscando ayuda profesional si es necesario. Las claves para prevenir los efectos negativos del estrés en la vida sexual incluyen hacer ejercicio físico regularmente, practicar técnicas de relajación, y hablar abiertamente con la pareja.