La aceptación social de las parejas abiertas
En los últimos años, se ha registrado un aumento en las relaciones no monógamas, y esto ha llevado a un creciente interés en la aceptación social de las parejas abiertas. Aunque históricamente, las relaciones monógamas han sido vistas como la norma, muchas personas están considerando la posibilidad de tener libertad en sus relaciones románticas y sexuales.
La apertura de una relación puede significar diferentes cosas para diferentes personas. En algunos casos, podría implicar tener relaciones sexuales con otras personas sin involucrar emociones románticas, mientras que en otros casos, la apertura podría permitir la exploración de relaciones emocionales y sexuales con múltiples personas.
A pesar de que la apertura de una relación puede ser una opción atractiva para algunos, muchas personas enfrentan aún discriminación y estigmatización por parte de la sociedad, lo que puede hacer difícil el proceso de aceptación social.
Hay varios factores que contribuyen a la falta de aceptación social de las parejas abiertas. Uno de los más comunes es la idea de que una relación romántica y/o sexual debería involucrar únicamente a dos personas. En muchas culturas, se cree que si alguien quiere tener relaciones sexuales o emocionales con otras personas fuera de su relación, hay algo mal en su relación actual o su personalidad.
Además, las parejas abiertas enfrentan muchas veces problemas con la religión. Las comunidades religiosas tradicionalmente han seguido una doctrina monógama, lo que significa que la apertura de una relación se ve como una ofensa a las reglas religiosas.
También hay una sensación generalizada de que las parejas abiertas son parejas que no pueden comprometerse. Esto es falso. La apertura de una relación es una forma de compromiso muy diferente, y una en la que las parejas se comunican muy bien y llegan a acuerdos que funcionan para ambos.
El mayor estigma suele recaer en las mujeres. A menudo son juzgadas con más dureza cuando se trata de relaciones no monógamas, ya que se espera que sean monógamas y fieles a su pareja. Si una mujer desea tener relaciones sexuales y/o emocionales con otras personas, corre el riesgo de ser etiquetada como promiscua y ser juzgada negativamente.
En contraste, los hombres pueden sentir que no tienen permiso social para ser monógamos. Se espera que los hombres sean sexualmente activos y les resulta difícil encontrar una pareja que esté interesada en la monogamia. Esta presión social puede llevar a los hombres a buscar relaciones no monógamas como una forma de satisfacer sus necesidades.
La falta de aceptación social significativa también se extiende a la familia y amigos. Muchas parejas no están seguras de cómo contarles a las personas sobre su relación abierta, o temen que la aceptación social traiga consigo niveles de crítica y desaprobación.
A pesar de estos desafíos, es importante destacar que la apertura de una relación puede ser una opción saludable y satisfactoria para muchas personas. Las parejas que tienen una comunicación abierta, honesta, y que establecen unos acuerdos sólidos sobre lo que significa la apertura para ellos, pueden tener relaciones duraderas y significativas.
Algunas razones comunes por las que las parejas eligen abrir su relación son: el deseo de explorar diferentes aspectos de su sexualidad, la búsqueda de experiencias nuevas y emocionantes, y el deseo de establecer conexiones emocionales profundas con múltiples personas. Los expertos sugieren que, si se aborda adecuadamente, la apertura de una relación puede mejorar la comunicación y construir una base de confianza más sólida.
En resumen, las parejas abiertas todavía luchan contra la estigmatización y la falta de aceptación social en muchas sociedades, lo que hace que el proceso de aceptar su elección sea difícil. Aun así, la apertura de una relación puede ser una opción saludable y satisfactoria para las parejas que quieren tener libertad en sus relaciones y establecer conexiones emocionales y/o sexuales con múltiples personas, siempre y cuando se acuerden sólidamente los términos. Como sociedad, necesitamos desarrollar una comprensión más amplia y tolerante de cómo las parejas deciden vivir sus vidas románticas y sexuales.